No hay nada más perfecto en el mundo que el lenguaje de tus ojos. Puro y preciso.
Encierran todos los miedos y verdades que tus labios han preferido sepultar para disimular tu mísera realidad.
Me siento de frente y te miro, persigo tus ojos mientras ellos se fugan para no confrontar los míos. Me temen. Saben que puedo leer las palabras que nunca dicen.
Tu boca me busca, me mira y balbucea un silencio que no coincide con tus ojos. Sigo mirando tus ojos pero ellos insisten en correr cada vez más rápido. Están desesperados. A punto de ser acorralados. Deslizo mi mano por tus muslos suavemente, te engatuso con mi sonrisa. Tus ojos detienen la carrera, no están cansados solo no se pueden resistir a esto. Hacen lo que había estado buscando. Se enfrentan con los míos y fulminantemente me dicen lo que tanto temía. Nunca serás para mí.
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