miércoles, 20 de febrero de 2013

Tal vez usted


Alguien que pueda explicarme cómo pensar con la cabeza, como evadir el corazón para los que estamos acostumbrados a no vivir sin el. Aquellos que viven de la razón que me expliquen como vivir con cordura, díganme como no dejarme llevar por esos labios, cómo no hacerlos míos. Cómo no pararme frente a el y pretender que sus ojos no me invitan, mientras el mundo se reduce a un espacio entre él y yo.


Si lo ven, díganle que tengo la sensación de conocerlo de hace  siglos. que sólo pretendo fundirme en su piel, dejarle mi aróma en su cuerpo, quitarle el aliento, robarle sus besos, sus deliciosos besos, entrelazar mis dedos con los suyos y hacerme un destino a su lado.


Y aunque no sé si esto será perfecto, sólo quiero que me diga las palabras que siente que me debe decir. Que me mienta, que le creo. Que me abrace fuerte, muy fuerte. Que me de un motivo para morir de amor por él. Que me bese mientras se esfuma la noche y que me devuelva la razon, esa que ya me hizo perder.

lunes, 18 de febrero de 2013

Flaca regalame un hueso


Y bailar y bailar y tomar y tomar una cerveza tras otra, pero ella nunca engorda. ..Cada vez que escucho ésta canción siento que me la estuvieran dedicando. No sé si todas las flacas pensarán lo mismo. Tampoco me interesa que se les pasará por la mente a ellas, ni a ustedes, ni a nadie.

Todavía estoy ardida por el último que me dijo: ¡flaca regálame un hueso! ¿Tú qué, no comes? O de una profesora que cada vez que me ve siempre es con la misma frase consumidora que termino sintiendo que la piel me la pegara a las costillas con gota mágica y los ojos se me salieran de las cuencas y no precisamente de lo exprimida que me deja sino por las ganas de salir huyendo: Karin estas flaaaaaaaccaaaaaaaaaaaaaaaa… terminando de decirme esto me toca despedirme con una sonrisa fingida y un hasta pronto que preferiría fuera un hasta nunca. 

En realidad no es que éstas frases me enojen, simplemente me fastidian y me irrita tener que escuchar comentarios de personas ignorantes e imprudentes y otros no tan directos, aquellos comentarios que se hacen con los ojos, porque hay algo muy cierto, los ojos hablan por sí mismo o sino pregúntenle a las gordas, feas, desarregladas y algunas no tan gordas que veo cuando camino por los pasillos de la universidad, que no se si quieran tragarme como pastelito para rellenar sus ansiosas y grasientas panzas o para hacer falsas expresiones y comentarios con sus amiguitas de chismes criticando mi flacura y mi corta ropa.

Aun no comprendo el atrevimiento de la gente, tampoco lo entenderé ni me preocuparé por hacerlo. Y no es que yo quiera ser flaca o decidí serlo, podría comer hasta reventar y no pasaría nada. Simplemente me quedaré con mi teoría de que las flacas somos bastante privilegiadas, demostramos finura, elegancia y nos hacemos envidiar no precisamente por mujeres flacas subidas de peso sino por aquellas pocas de mente y bajo autoestima que se dejan influenciar por aquellos iconos de la moda y anoréxicas modelos que a final de cuentas terminan es creando basura ciudadana.